-Representantes de los gobiernos de Honduras y El Salvador conocieron el modelo del Centro de Formación para la Paz y la Reconciliación –Cepar-, con el fin de prevenir y reducir las violencias.
-1.286 personas en condición de vulnerabilidad social han adelantado su ruta académica con el Cepar.
La Alcaldía de Medellín presentó ante 13 delegados de Honduras y El Salvador el trabajo que hace el Centro de Formación para la Paz y la Reconciliación –Cepar- por la promoción de la convivencia pacífica y la educación de acuerdo con las dificultades de aprendizaje de los estudiantes. Entre la delegación había representantes de los gobiernos nacionales de ambos países, particularmente de los ministerios de Educación y Seguridad y del Banco Interamericano de Desarrollo -BID-.
“Lo más importante es que el Cepar ha trascendido las administraciones, es una política de Estado”, expresó el secretario de Seguridad y Convivencia, Gustavo Villegas Restrepo.
Entre los estudiantes del Cepar se cuentan habitantes de calle, madres adolescentes y gestantes, menores en restitución de derechos por consumo de sustancias psicoactivas, mujeres cabeza de hogar, personas con dificultad cognitiva y de aprendizaje, pospenados y personas de la comunidad LGTBI, víctimas del conflicto armado y desmovilizados de grupos armados ilegales, quienes son preparados para acreditar los estudios de básica primaria, secundaria, y educación media (grados 10 y 11).
El especialista Javier Luque, representante del BID en El Salvador, se mostró sorprendido frente a la experiencia que surgió en 2005, como respuesta a las necesidades educativas de los excombatientes para facilitar su proceso de reintegración a la sociedad civil.
“Me parece muy significativo el paso de la intimidación a la atención desde un programa integral que ayuda a prevenir la violencia. El gran éxito de este modelo es la articulación de los diferentes sectores”, agregó el representante salvadoreño.
Jorge Gaviria Vélez, asesor del proyecto reintegración sostenible para un territorio en paz, adscrito a la Secretaría de Seguridad y Convivencia y desde donde se coordina el Cepar, explicó que “la atención a esta población es indispensable para encausarla a tomar caminos diferentes a los de la ilegalidad y la violencia, ya que en la medida en que se preparan cambian paradigmas en relación a lo que pensaban de sí mismos y avanzan en sus procesos de aprendizaje”.
Los participantes enfatizaron en la necesidad de que las familias se vinculen al proceso educativo del Cepar con el fin de garantizar el éxito de los mismos y la continuidad en el tiempo.
-1.286 personas en condición de vulnerabilidad social han adelantado su ruta académica con el Cepar.
La Alcaldía de Medellín presentó ante 13 delegados de Honduras y El Salvador el trabajo que hace el Centro de Formación para la Paz y la Reconciliación –Cepar- por la promoción de la convivencia pacífica y la educación de acuerdo con las dificultades de aprendizaje de los estudiantes. Entre la delegación había representantes de los gobiernos nacionales de ambos países, particularmente de los ministerios de Educación y Seguridad y del Banco Interamericano de Desarrollo -BID-.
“Lo más importante es que el Cepar ha trascendido las administraciones, es una política de Estado”, expresó el secretario de Seguridad y Convivencia, Gustavo Villegas Restrepo.
Entre los estudiantes del Cepar se cuentan habitantes de calle, madres adolescentes y gestantes, menores en restitución de derechos por consumo de sustancias psicoactivas, mujeres cabeza de hogar, personas con dificultad cognitiva y de aprendizaje, pospenados y personas de la comunidad LGTBI, víctimas del conflicto armado y desmovilizados de grupos armados ilegales, quienes son preparados para acreditar los estudios de básica primaria, secundaria, y educación media (grados 10 y 11).
El especialista Javier Luque, representante del BID en El Salvador, se mostró sorprendido frente a la experiencia que surgió en 2005, como respuesta a las necesidades educativas de los excombatientes para facilitar su proceso de reintegración a la sociedad civil.
“Me parece muy significativo el paso de la intimidación a la atención desde un programa integral que ayuda a prevenir la violencia. El gran éxito de este modelo es la articulación de los diferentes sectores”, agregó el representante salvadoreño.
Jorge Gaviria Vélez, asesor del proyecto reintegración sostenible para un territorio en paz, adscrito a la Secretaría de Seguridad y Convivencia y desde donde se coordina el Cepar, explicó que “la atención a esta población es indispensable para encausarla a tomar caminos diferentes a los de la ilegalidad y la violencia, ya que en la medida en que se preparan cambian paradigmas en relación a lo que pensaban de sí mismos y avanzan en sus procesos de aprendizaje”.
Los participantes enfatizaron en la necesidad de que las familias se vinculen al proceso educativo del Cepar con el fin de garantizar el éxito de los mismos y la continuidad en el tiempo.