Las buenas costumbres del campo llegan a la ciudad

-Aproximadamente 40.000 familias se benefician del Mínimo Vital de Agua que se traduce en un ahorro sustancial para las finanzas del hogar.

-La familia de María Luzmila Zapata Galeano tiene siete integrantes, todos beneficiarios del programa.

-El ahorro promedio de hogares como el de María Luzmila llega a unos $50.000 al mes.


María Luzmila con Yulay, esposa de su nieto, y Emily, su bisnieta, quienes hacen parte del grupo familiar que ha aprendido a ahorrar agua, un compromiso que adquieren al ser parte del Mínimo Vital de Agua Potable.

Hasta un rincón del barrio Santo Domingo Savio, desde el que se pueden ver pasar las cabinas del metrocable, llegó María Luzmila Zapata Galeano hace 40 años proveniente de La Ceja, en el oriente antioqueño.

Ella tocó a la puerta de la que en un futuro sería su suegra para hacer una encuesta. Allí conoció al que ha sido su esposo por 40 años y con quien conformó una familia de nueve hijos, tres de los cuales murieron en su vientre.

A lo largo de los últimos años la familia se ha extendido, al punto de que al lado de la humilde casa de María Luzmila viven sus hijos, sus nietos y sus bisnietos. Hoy en día, con la ida de los dos nietos mayores para el Ejército, la familia de María Luzmila cuenta con siete integrantes, todos beneficiarios del programa Mínimo Vital de Agua Potable, que la Alcaldía de Medellín les brinda por medio de la Subsecretaría de Servicios Públicos de la Secretaría de Gestión y Control Territorial.

El Mínimo Vital de Agua Potable les entrega cada mes 2.5 metros cúbicos de agua por habitante del hogar a familias como la de María Luzmila, que tienen un puntaje del Sisbén menor a 47.99, están conectados de manera legal a los servicios públicos domiciliarios y pertenecen a alguno de los programas sociales que ofrece la Alcaldía de Medellín.

Como contraprestación, las familias se comprometen a hacer buen uso del líquido vital. En el caso de María Luzmila, su familia tiene derecho a 17.5 metros cúbicos de agua, pero en el mes solo gastan 13 metros cúbicos.

¿Cómo lo logran?
María Luzmila creció en el campo, en una época en la que el oriente antioqueño conservaba el frío de una región privilegiada por extensos bosques que no habían sido tocados por el cambio climático. Consigo trajo a la ciudad las buenas costumbres del campo: su amor por la naturaleza y, como si fuera poco, la estricta disciplina por ser hija de militar.

El ahorro del agua y el cuidado del jardín son parte de su esencia. Sus “adoradas matas” son variadas. Tiene geranios, bifloras y veraneras. En sus tejidos imita las flores que crecen en su jardín. Ella no olvida el terruño y como conoce el valor del agua, lo transmite a los miembros de su familia.

“Aquí saben que el agua lluvia se recoge. Esa es la mejor para las matas porque no tiene cloro. El agua se asienta y sirve para lavar todo lo de la casa, algunas veces se hierve para la cocina”, dice María Luzmila, con una voz suave que contrasta con el vozarrón de Libardo, su marido, quien con el paso de los años ha logrado ajuiciarse y seguirle los pasos a la jefa del hogar.

Otra de las buenas prácticas de ahorro de agua está en el manejo de la lavadora, pues el agua de los dos ciclos se recoge y se reutiliza. En la ducha, nadie se demora más de 3 o 4 minutos, porque “si uno se baña todos los días, para qué más”, dice María Luzmila. Esto lo saben todos los de la familia, especialmente Yulay, la esposa de su nieto Sebastián, que con solo 16 años ya es madre de Emily y ama de casa de tiempo completo.

Todo este orden del hogar se ve reflejado en la factura de servicios públicos, en la que solo se leen cobros por $13.000, por conceptos diferentes al acueducto y alcantarillado, que están cubiertos con el Mínimo Vital de Agua Potable.

Así como el hogar de María Luzmila, en Medellín hay otros 40.031 que viven circunstancias económicas y familiares similares, pero que también cuentan con el Mínimo Vital de Agua Potable para hacer las cargas más llevaderas. El ahorro promedio de estos hogares puede ser de unos $50.000 al mes, dineros que se enfocan hacia otras necesidades urgentes del hogar como es el caso de la compra de alimentos.

María Luzmila dice que hoy en día su hogar es otro con el Mínimo Vital de Agua Potable y que las sanas costumbres del ahorro del agua les han permitido ser más eficientes como familia. Para ella, ahorrar agua, regar sus plantas, mantener limpia su cuadra, es como traer su vida del campo a la ciudad.